Almma Crysta
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Supe de mi embarazo el 19 de enero de 2018 por una ecografía transvaginal que mi ginecólogo me había mandado por un control de rutina. Estaba de 5 semanas y 6 días. Cuando el ecografista me dijo que estaba embarazada se me vino el mundo abajo. Fue un golpe muy duro y en ese momento supe por qué hacía semanas que me sentía tan cansada todo el tiempo. Afortunadamente el hombre fue empático y amable y no me obligó a ver imágenes ni me trató mal de ninguna forma. Comprendió que recién me enteraba y que la noticia me cayó muy mal. Salí de la clínica y me sentí tan derrotada que contemplé el suicidio. No podía ser madre en ese momento. O perdía ese embarazo o perdía la vida. Además la estaba pasando muy mal en el embarazo y sufría varias contracciones a diario. Me sentía rara,ni siquiera podía decirle a mi chico "estoy embarazada" porque me costaba admitirlo. Tuve que mostrarle la ecografía. Estaba en una crisis muy grande,caí en un pozo depresivo y todos los días lloraba de la desesperación. Iba a terapia psicológica cada 15 días hasta el momento que supe de mi embarazo. Mi crisis fue tan grande que iba dos y hasta tres veces por semana y lloraba todas las sesiones,hasta que las socorristas me contuvieron y me ayudaron. Gracias a ellas estoy viva. Me hice el aborto estando de ocho semanas,con mifepristona y misoprostol. No les voy a mentir: la pasé horrible y estuve un mes haciéndome ecografías tooodas las semanas. Llegó mi cita con el ginecólogo. Él vio todas mis ecografías mientras yo lo miraba al borde de una crisis nerviosa,porque hacía pocos meses que era mi ginecólogo y no sabía qué iba a pensar o cómo iba a tratarme. Me preguntó si el aborto fue provocado o espontáneo y el cómo. Le dije la verdad. Se comportó de una forma tan comprensiva y dulce conmigo,que cuando salí de su consultorio me puse a llorar del alivio. Y lloré también por la injusticia de ser una privilegiada,porque desde el primer momento mi familia me apoyó con mi decisión al 100%,mi chico se hizo cargo y me cuidó durante el procedimiento, los médicos que me hicieron los controles no me juzgaron (se hicieron los que me creían cuando les dije que fue espontáneo y me trataron súper bien) y yo sé que eso les sucede a unas pocas en el país. Lloré porque sabía que mi mamá muchos años antes de que yo naciera no tuvo la misma suerte,al igual que otras tantas mujeres de mi época. No es justo que yo sea una privilegiada. Todas deberían poder acceder a un aborto legal y en condiciones dignas con profesionales idóneos. Lloré por todas las que murieron en el intento. Lloré del alivio no sólo por haber sobrevivido al procedimiento a pesar de mis miedos,sino por haber podido elegir continuar viviendo,porque pude dejar de lado la idea de suicidarme. Pude volver a estar con mi ex pareja. Al principio le mentí,diciéndole que había perdido un embarazo. Meses más tarde,entre llantos porque estaba muy nerviosa,pude contarle la verdad y me alegró saber que apoyó mi decisión por completo y que no me juzgó. Me abrazó y secó mis lágrimas. Seguimos juntos desde entonces.
2018 Argentyna
Honestamente,fue doloroso. Lo más feo fue la sensación cuando bajaba todo,la diarrea y los escalofríos. La pérdida del apetito y los dolores fueron jodidos también. Pero mantuve la calma y salió todo bien.
Mi situación era terrible: estaba estudiando,no conseguía trabajo, el progenitor de la criatura que estaba gestando ni siquiera era mi pareja formal porque salíamos hace casi tres meses y además extrañaba a mi ex pareja; tengo un hermano enfermo,una madre viuda que es el sostén de la casa y una familia que iba a juzgarme.
Czy nielegalność twojej aborcji wpłynęła na twoje uczucia?
En mi país,Argentina,el aborto es legal en sólo dos causales: violación y riesgo de salud o de vida de la madre. A pesar de que el embarazo afectaba mi salud mental al punto de considerar atentar contra mi vida, los médicos no consideraban hacerme un aborto legal. Tuve que recurrir a la clandestinidad. Si bien me tranquilizaba saber que el procedimiento que iba a hacerme era aprobado por la OMS, tenía mucho miedo por ser forzada a hacérmelo en mi casa, a escondidas, y no en un hospital,corriendo el riesgo de tener una complicación que tal vez no sea atendida a tiempo. También tenía miedo a tener que ir a una guardia y que me traten mal o me denuncien. La violencia obstétrica es de sobra conocida por todas. Me daba mucho miedo hacérmelo de forma clandestina,pero no me quedó otra. Esta experiencia me llevó a reforzar mi convicción sobre la legalización del aborto sin restricciones. Hoy en día formo parte de una Comisión de aborto para ayudar y contener a chicas en la misma situación en la que yo estuve. Estoy agradecida con mi familia,en especial con mi mamá, con las socorristas,que me salvaron la vida y secaron mis lágrimas cuando fui desesperada a pedirles ayuda. A mi ex pareja que no se borró y me acompañó en el procedimiento,a los médicos que me atendieron genial y a mi ginecólogo que es un amor de tipo. Y por último a mi pareja actual,un hombre tierno que no sólo me perdonó por haberle mentido en su momento,sino que me apoyó y me mimó,y me cuida siempre.