Luna
Aún grito perdón
2019 Mexikó
No esperaba ver lo que vi... esperaba que todo pasara rápido, esperaba sentir el saco salir y que se fuera por el retrete así solo después tener la certeza de que ya no estaba embarazada y que ya no tendría de qué preocuparme, sin embargo al momento de sentir que ya era el momento de pujar, sentir que ya había desprendido volteé esperando ver el bulto lleno de sangre pero no, ahí estaba el embrion de 8 semanas... no pude evitar tomarlo de entre el agua roja. Pude ver lo que apenas dibujaba un par de piernas, un par de ojitos, sus deditos abrazando su corazón, fue un shock que duró horas y llanto que duró días. Solo me queda pensar que fue la mejor decisión para él y para mi.
Fue mifepristona y misoprostol combinados. Fue un proceso muy rápido, en cuestión de 3 horas ya había expulsado el embrión y coágulos. Para muchas mujeres puede llegar a ser muy doloroso ya que la sensación es la misma que cuando se va a dar a luz pero afortunadamente mi tolerancia al dolor es muy alta por lo que no fue nada dramático.
Mi primer embarazo fue a los 15 años (tuve al bebé a los 16) y fue una experiencia aleccionadora, en aquel momento no me cuidé como debía, en cambio en este segundo embarazo yo sentí que si me estaba cuidando y estando a cargo de un niño, sin tiempo y tratando de estudiar, la idea de tener un bebé nuevo era demasiado abrumadora...
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Solo sentía miedo de necesitar atención médica y tener que soportar la violencia médica, que descubrieran que fue provocado y no espontáneo.