Felicia Ríos
Yo elegí y aborté
2008 Messico
Después del aborto tuve un sentimiento raro. Me sentía culpable de sentirme tan bien. Luego caí en cuenta de que estaba sintiendome mal por no sentir que era una mala persona, ¿cómo podía sentirme culpable por algo que me hacía sentir tan bien y tan libre?
Todo fue tal como dijo el médico que sería. No fue tan doloroso como pensé, ni tan escandaloso, ni tan cansado, ni tan horrible como pude haber pensado que sería.
Acababa de mudarme de ciudad, estaba comenzando un momento nuevo de mi vida, era joven y tenía miles de planes aun, la relación con mi pareja no era tan profunda, había tenido un intento de suicido un día antes, no quería.
L'illegalità del suo aborto ha influenzato i suoi sentimenti?
Me hizo sentir privilegiada. ¿Cuántas mujeres alrededor del mundo no tenían esa oportunidad?
Come hanno reagito le altre persone al suo aborto?
Me embaracé un 1 de enero del 2008, en un camión Pachuca-DF después de la fiesta de año nuevo de mi familia a la que por primera vez llevé a un novio. Tenía 21 años recién cumplidos, estaba en planes de mudarme al DF y salir de León, había estado deprimida, tenía un problema severo con mi forma de comer. Él, estaba a nada de terminar la carrera, con miles de cosas en la cabeza y en las manos. No supe que estaba embarazada sino hasta febrero, 8 de febrero para ser exacta, cuando ya viviendo en el DF me fui a hacer una prueba de embarazo y él la abrió frente a su escuela en la San Rafael. Lloré, me asusté y desde el principio supe que no podía. Yo le había atribuido mi ausencia de periodo al cambio de ciudad, al estrés, a mi deficiente alimentación. Los mareos creí que eran por lo mismo, las nauseas igual. Tuve antojo de comida china y de quesadillas de hongos, de mangos con chile y gomitas de mango cubiertas de chile, todo lo vomité antes de que pasara media hora dentro de mi cuerpo. Perdí cerca de 5 kilos. Algo de lo que ahora me arrepiento y me encantaría saber es cómo lo vivió él. Siempre estuvo a mi lado, dentro de sus posibilidades, no cuestionó ni debatió mi decisión, me apoyó siempre, pero ¿era eso lo que él también quería? El proceso entero fue en el hospital de Balbuena, ahí conocí a otras chicas que iban a procedimiento, fue rápido, fue amable, fue educado. En una semana ya estaba todo listo, ya me había hecho el ultrasonido que no pude evitar ver, ya tenia fecha para que me dieran el medicamento pertinente. El día que fui por mis pastillas él me acompañó, luego tuvo que irse a clase y a su casa y me fui sola al cuarto que rentaba en la Campestre Churubusco, hice todo lo que el doctor me dijo que hiciera, y me pasó lo que me dijo que pasaría… cerca de 12 horas donde tuve fiebre y hasta aluciné, cerca de 12 horas con dolores terribles, 12 horas durante las cuales no pude gritar o llorar haciendo ruido pues mi casera, una señora de 60 años, no debía preguntar. Y después de esas 12 horas Carmen estaba en el fondo de una cubeta. Lloré en silencio, era alivio, era tranquilidad. La metí en una cajita de cerillos, al día siguiente me fui al Audiorama de Chapultepec y la enterré. Y la vida siguió, terminé con ese novio, y luego con otro y luego con otro, viajé, hice teatro, engordé y adelgacé, fui y vine por la ciudad y por el país, por el mundo. Trabajé, estuve sola y me sentí sola, fui a fiestas, conciertos, cenas y comidas. Pasé noches en vela estudiando, leyendo, trabajando o bebiendo. Perdoné, amé, olvidé. Hoy tengo 26 años, y todo lo que hago lo hago por ella, porque tuvo que irse para que yo pudiera hacerlas y por eso voy algunas veces y hablo con ella, para decirle cómo estoy aprovechando esta vida que me regaló con su ausencia. Un día voy a tener hijos, tal vez, pero mi primogénita es Carmen, la que no está pero está.
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