Anita Garcia
2018 Guatemala
Mis sentimientos al decidir tener un aborto fueron muy contradictorios. Aunque estaba convencida de no querer tener otro bebé, sabía que tenía que ir contra la corriente de la energía nueva que crecía dentro de mi cuerpo. Pensaba que iba a terminar emocionalmente muy afectada pero no fue así. Estaba convencida de no querer tener un bebé más y esa determinación en mi decisión fue vital para que, al día de hoy, no me arrepienta. En mi caso fue muy importante contar con el apoyo de mi psicóloga y de un profesional médico que fue muy comprensivo. Mi psicóloga me repetía que no debía tomar la decisión guiada por el miedo, que debía estar convencida por completo de abortar. La persona médica que me atendió por teléfono tomó mi caso con completa naturalidad, no me juzgó y me apoyó respaldando mi ausencia en el trabajo posterior al aborto. Mis amigos y amigas, inclusive mi hermana fueron pilares esenciales para llevar este proceso sin miedo. Mis padres no saben nada y no estoy lista para contarles. Probablemente nunca lo haga.
La experiencia implicó dolor físico pero pude contar con asesoría médica por teléfono. El profesional que me atendió me recomendó medicamentos para aliviar el dolor que funcionaron perfectamente bien.
no quería tener un bebé más, mi relación estaba terminando y no estaba dispuesta a sacrificar mi cuerpo, mi tiempo, mi carrera profesional ni mis estudios para dedicarme a cuidar a un bebé
Ar jūsų abortų neteisėtumas paveikė jūsų jausmus?
Sí. Me generó mucho estrés. Yo quería tener atención médica y sabía que si la pedía corría el riesgo de ser denunciada.