luna oscura
¿En serio estoy embarazada?
2013 México
Llevaba un mes saliendo con un hombre mayor que yo, por primera vez en mi vida me sentía enamorada y caminando sobre flores. Llevaba unas semanas viviendo con él también, de hecho, no tomaba muy en serio el hecho de que faltara mi menstruación. En algún punto el me dijo "si te embarazas te vienes a vivir conmigo". Así que, de cierta forma no me sentía presionada. Tenía problemas de erección y yo decidí que dejáramos de usar condón. Mi recién estrenada pareja acababa de cumplir 43 años y yo tenía 26. Sinceramente, creí que al menos me iba a costar 6 meses embarazarme, siempre fuí muy enfermiza. y bastante debilucha. Esa semana que se me atrasó el periodo creí de verdad que era otra irregularidad de mi periodo a pesar de haber tenido sexo sin protección casi durante un mes. Él compró la prueba de embarazo, yo no quería hacermela, creía que eran solo mis nervios. Después de tener sexo una vez más vi la caja y dije "De una vez". Recuerdo que era una predictor rosa. La deje en el baño y esperamos a que pasaran los 10 minutos que necesitaba el reactivo. Regresó con la prueba en la mano y la cara más o menos desencajada. Creí que estaba jugando hasta que vi un rotundo positivo. Nos quedamos desnudos en silencio un buen rato... Saqué de iphone la aplicación que uso para registrar mis menstruaciones y demás, nuestro hijo debería nacer en agosto de 2014. Llevabamos un mes saliendo, y de hecho aún después de un año no nos conocemos del todo. Lo voltee a ver y le pregunte ¿Que quieres hacer? Creo que lo mejor es no tenerlo. Y si, aunque en el fondo me llenaba de emoción saber que todos mis miedos sobre lo difícil que sería embarazarme resultaron ser un mito, tampoco quería ser madre, no en ese momento. No, así. Y menos teniendo una familia tan... conflictiva como la mía en la que a la fecha mi madre no entiende a lo que me dedico porque no respeta mis decisiones. Decidimos esperar una semana para hacer la cita en la clínica, mientras nos dedicamos a jugar a la casita, a jugar con mi embarazo, a hacerle sentir a lo que sea que tuviera dentro -si es que sentía a las 4 semanas- que no es que no quisiera ser mamá es que simplemente no quería arruinarle la vida con mis frustraciones como lo hicieron mis padres. No quería arriesgarlo a él y mi propia vida por un embarazo no planeado. Llegó el día de ir a la clínica, llegamos tardísimo, se me olvido la cartera y además pase más de media hora trantando de decidir si tocar el timbre o no en esa casa de la Colonia Roma. Con todo el terror de mi alma apreté el botón y el me siguió. El procedimiento que elegimos incluía dos ecografías no impresas, aunque intente no voltear vi de reojo un pequeño montón de células adheridas a mi útero. El, me dijó, no lo veas. Y tenía razón entre menos me encariñara con ese montón de células mejor. Me dieron la pastilla que detendría el desarrollo del embrión y me dijeron que en exactamente 24 horas tomará las 4 pastillas de misoprostol tal como indicaba la receta. Fue como si pasáramos por un servicio de lavado de carros automatizado en menos de 20 minutos estabamos en la calle, caminando y diciendo ¿Y eso fue todo? En la sala de espera había varias parejas adolescentes y una mujer histérica pidiendo disculpas por llegar tarde. Al día siguiente casi como un acto religioso me coloque las 4 pastillas de misoprostol en la mandibula esperamos a que se disolvieran. Aunque me había tomado una buena dosis de ibuprofeno y ketorolaco, el dolor fue tan duro que tuve que tomarme la dosis al doble. Se me bajó la presión, y mi temperatura descendió dramáticamente. El se quedó junto a mi abrazandome mi cuerpo helado debajo de las frazadas, y auguanto llorar cuando comenzaron a salirseme las lágrimas nos sé si de dolor o por que en el fondo me habría gustado saber como habría sido nuestro hijo. Después de una hora de intensó dolor por fin pude recuperarme lo suficiente para levantarme e ir hacía el baño. No vi nada, solo veía sangre y estaba muy mareada, los cólicos, que ahora que lo pienso más bien fueron contracciones me duraron casi 10 horas. En la mañana sentía que me había pasado una trituradora por encima y el se fue a trabajar. Me llevo a mi departamento -porque el mio si tenía elevador- por si había complicaciones pudiéramos movernos más rapido al hospital. A medio día me acerque al balcón, y me solté a llorar. Hice lo correcto, sin duda, y me hizo darme cuenta que un día cuando mi situación económica sea solida quiero ser madre. Ese embrión que no alcanzó a formarse me hizo darme cuenta que de verdad un día quiero cargar a mis hijas y enseñarles el mundo que yo he disfrutado. Mi relación con él después de un año ha atravesado momentos bastante complicados, y aún estamos conociéndonos. Nos une un recuerdo, doloroso tal vez, pero no estamos afectando una vida con nuestros conflictos, quién sabe si estemos juntos mucho tiempo o no... Pero esa decisión por lo menos a mi, me cambio la perspectiva de cómo y cuándo quiero ser madre. Afortunadamente para mi, en la Ciudad de México el aborto es legal, lo que además de reducir riesgos, hace que tomar la decisión sea menos complicada. Todavía hay días que me pregunto cómo sería ese bebé, supongo que me lo voy a preguntar toda la vida. Pero la verdad, es que ese no era el momento para ser madre todavía. Hoy tengo 27 años, y no me arrepiento...
¿La ilegalidad del aborto afectó sus sentimientos?
No, simplemente me hizo más sencilla la decisión.